¿Los colores no tienen nombres si no códigos? Proyecto Humanae – Fotógrafa Angélica Dass
Hoy, 19 de Abril del 2018, se realizó en las dependencias de nuestro establecimiento educacional el taller y capacitación sobre el concepto del color piel; donde buscamos contribuir a la visión de la diversidad como algo positivo, enriquecedor y trabajar para construir una sociedad libre de prejuicios, una sociedad que sea capaz de convivir en la diversidad.
Este taller comenzó desde nuestro asombro al ver que cualquier paquete de lápices de color o pinturas prefabricadas tienen un error de origen, que es más bien el reflejo de un prejuicio generalizado, el siempre polémico tema del color de la piel. Ese dichoso «color piel» siempre acaba siendo el rosado o el más próximo al tono de piel de un europeo. Es curioso porque existiendo tonos marrones en las diversas presentaciones de lápices de color o rotuladores, se llama «color café» y no «color piel».
Dialogamos entorno al polémico mal uso del concepto Piel y su aplicación en la educación artística, además de proponer iniciativas innovadoras para las aulas y las alumnas del primer y segundo ciclo del establecimiento. Las educadoras invitadas de la Escuela Rural de Curiñanco (Silvia) y del Centro Educativo Fernando Santiván de Panguipulli (Cynthia Gangas) compartieron sus anécdotas -desde la perspectiva rural- y sus pesares al instante de enfrentar los prejuicios que la sociedad instaura en la mente de los niños.
Dentro de las vivencias llegamos a un punto en común: En educación se dejan de lado los espacios para la reflexión y así se quita prioridad a la importancia que tiene el desarrollo y dominio de ciertas habilidades que tienen estrecha relación con las emociones y las relaciones personales, lo que hace que muchos niños vean obstaculizados sus aprendizajes; basándose en los prejuicios impuestos por una sociedad poco inclusiva.
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