El poema no es discurso,                                                                         no en la tierra, no en papel, sino en el cruce  y unión de los tres en el lugar que no es.

                Cecilia Vicuña

Los Precarios de Cecilia Vicuña son una serie de esculturas que ella contextualiza bajo el concepto de obras efímeras, debido a que están concebidas para desaparecer con el tiempo en el medio de representación que las caracteriza: La Naturaleza. Por consecuencia, la artista señala lo siguiente: “En el año 1966 comencé a crear “precarios”, instalaciones y basuritas, objetos compuestos de escombros, estructuras que desaparecen, junto con quipus y otras metáforas de tejido. Llamé a estos trabajos “Arte Precario”, creando una nueva categoría independiente, un nombre no colonizado para ellos. Los precarios pronto se convirtieron en rituales colectivos y representaciones orales basadas en el sonido disonante y la voz chamánica. La calidad fluida y multidimensional de estos trabajos les permitió existir en muchos medios e idiomas a la vez. Creados en y por el momento, reflejan antiguas tecnologías espirituales: un conocimiento del poder de la intención individual y comunitaria de sanarnos a nosotros y a la tierra”.  De esta manera, se utilizan como referente para el trabajo de indagación material que llevaron a cabo los y las estudiantes de dos segundos medios del Colegio Carlos Alessandri Altamirano de Algarrobo. Recogidas a partir la experiencia estética con el lugar, por el recogimiento de diversos elementos de la “Limpieza de Playa” que se llevó a cabo en la playa El Canelo y, siendo protagonistas de las circunstancias del momento, los y las estudiantes se sometieron a diversas prácticas que dieron como resultado productos artísticos de carácter participativo, de diálogos interculturales, y, que se ofrecen como encuentros y desencuentros de la producción conjunta y colectiva.

Fue de carácter primordial apreciar la obra de Cecilia Vicuña para conservar los ritos estéticos que propiciaron cada una de las materialidades trabajadas con los pasos sobre el camino aún por descubrir, pues permitieron a los y las estudiantes comprender la importancia de las experiencias recogidas in situ. Por tanto, considero necesario priorizar al instinto que mueve cada una de las producciones artísticas resultantes de esta actividad como una ofrenda, al intercambio, a la azarosa necesidad instintiva de encontrar herramientas que les sirvan para comprender el camino, para trazar una huella, un fragmento concebido por la inmediatez del momento. En este sentido, el errabundeo que se llevó a cabo al momento hacerse partícipes con el lugar y concebirse individuos trabajando distintos propósitos mediante una experiencia colectiva.

Considerando lo anterior, se instauró la obra Disolución (2009) como punto de partida para indagar en la poética de la artista:

Precario significa oración, incierto, expuesto a peligros, inseguro.

La oración es cambio, el instante peligroso de la transmutación. El deseo es la ofrenda; el cuerpo es solo una metáfora.

Responder es ofrecer nuevamente. Un objeto no es un objeto. Es el testigo de una relación. En la unión complementaria, dos opuestos colisionan para crear nuevas formas. Ver y nombrar crea el espacio para que la belleza del intercambio se desarrolle.

Tejer es la conciencia del intercambio.

Por este motivo, es que se pueden considerar las obras de los y las estudiantes como un texto, una historia tejida y entrelazada por las marcas por las huellas que de alguna manera se pueden interpretar como vestigios, como regalos e incluso intercambios. Personalmente, me interesa considerarlas y cuestionarlas como un dialogo de situaciones extraordinarias que estuvieron siendo des-cubiertas en un lugar habitual.

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