En el marco de la Semana de la Educación Artística y la conmemoración del Día de la Familia, se desarrolló una experiencia educativa que puso en el centro el juego como herramienta de aprendizaje y encuentro. Niños y niñas reconocieron a sus familias y sus hogares a través de la construcción de rompecabezas con bloques, lo que permitió que cada pieza se transformara en símbolo de unión y pertenencia. Durante la jornada, se generaron interacciones significativas que fortalecieron los lazos afectivos y promovieron un sentido de comunidad. La fusión entre arte, juego y familia dio vida a un espacio cargado de creatividad, ternura y memoria compartida.

A través de una experiencia inmersiva, niños y niñas se adentran en la magia de su entorno, reconociendo la riqueza de la naturaleza que los rodea: hierbas medicinales, aromas, colores y texturas que hablan de nuestra tierra. En este espacio de exploración, cada descubrimiento invita a valorar el territorio donde se levanta nuestra sala cuna, en un hospital construido en tierras cedidas por la comunidad mapuche, recordándonos la profunda conexión entre infancia, naturaleza y memoria.